El flujo de efectivo, o cash flow en inglés, es una medida financiera que representa la cantidad neta de efectivo que ingresa y sale de una inversión durante un período de tiempo específico. En el contexto de la inversión inmobiliaria, el flujo de efectivo se refiere al dinero neto que un inversor recibe después de pagar todos los gastos asociados con la propiedad, como impuestos, seguros, mantenimiento, hipoteca, etc.
Ejemplo práctico
Supongamos que un inversor adquiere un apartamento en España por €200.000 para alquilarlo. Después de realizar un análisis de mercado, el inversor estima que puede alquilar el apartamento por €1.000 al mes. Aquí hay un desglose de los ingresos y gastos asociados con esta inversión:
Ingresos
- Alquiler mensual: €1.000
- Ingresos brutos anuales: €1.000/mes * 12 meses = €12.000
Gastos
- Impuestos sobre Bienes Inmuebles (IBI): €500 al año.
- Seguro de propiedad: €400 al año.
- Mantenimiento y reparaciones: €1.200 al año.
- Amortización del préstamo hipotecario (intereses + capital): €5.000 al año.
Flujo de efectivo
Total de gastos = €500 (IBI) + €400 (Seguro) + €1.200 (Mantenimiento) + €5.000 (Amortización del préstamo) = 7.100€
Flujo de efectivo = €12.000 – €7.100 = €4.900
Por lo tanto, en este ejemplo, el flujo de efectivo anual para esta inversión inmobiliaria sería de €4.900. Esto representa la cantidad neta de efectivo que el inversor recibiría después de cubrir todos los gastos asociados con la propiedad. El flujo de efectivo positivo es una señal de una inversión sólida y rentable en bienes raíces.
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